Restauración de álbum romántico

  • Beneficiario:  Ayuntamiento de Barcelona (Museo de Historia de Barcelona).
  • Objeto: Álbum romántico (referencia MHCB 42054 del Museo), del 3r/4º del s.XIX. Contiene dibujos, pinturas (entre los cuales dos dibujos atribuídos a Fortuny, uno de Pérez Villaamil, un Gustave Doré, etc.), poesías (Rubió i Ors, Zamacois, V. Balaguer, etc.) y partituras dedicadas a la propietaria del libro («Recuerdo á la señorita Dª Carmen Buxeres«). Mide 30 x 23 x 6,5 cm.
  • Daños: Rotura de la tapa anterior por exceso de volumen añadido dentro del libro, y otros desperfectos en la encuadernación (cabezadas, piel gastada, etc.) y en las hojas.
  • Tratamiento de restauración: Reparación de los daños estructurales (tapa suelta) y tratamiento de los desperfectos (restauración de cabezadas,tratamiento de la piel, refuerzo de desgarros en el interior…).
  • Restauradores: Rita Udina.
  • Otros:  Si quieres conocer con detalle cómo se ha restaurado la cabezada del álbum, haz clic en la ENTRADA.

A menudo degradaciones aparentmente pequeñas (el desgarro en el cajo de un tapa, por ejemplo) esconden serios daños que tienen que ver con la estructura del libro, y por lo tanto no basta con «tapar» el agujero para que no se vea, ya que eso no soluciona el problema: que la encuadernación sufre una tensión excesiva.
En este caso, el álbum está tan repleto de añadidos que no podía cerrarse, ocasionando la rotura de la tapa de delante, incluyendo los nervios del cosido, que son el esqueleto vertebrador (veáse la última foto, parte superior).

Por eso hemos añadido un refuerzo en el interior del lomo  (una tarlatana), cosida al conjunto de las hojas (segunda foto en la imagen siguiente) y que se prolonga en el interior de las tapas, o modo de nervio. La primera imagen es del lomo del libro, por dentro, antes de hacer cualquier tratamiento: un cosido «a la greca», dónde los nervios se sierran dentro del libro y se cubren de cola. Esto permite hacer lomos lisos (que por fuera no tienen bultos, ni nervios) en detrimento de la flexibilidad de la estructura.
Una vez consolidada la estructura, ahora sí, «tapamos los agujeros», recubriendo el cajo dañado con papel japonés (tercera foto en la imagen de arriba) para retocarlo después con acuarelas (última de arriba).
Y durante toda esta operación quirúrgica no nos olvidamos de las cabezadas, que de tan rotas y sucias daban más pena que otra cosa.

Quitamos las cabezadas, las lavamos, sustituímos el núcleo de cartón ya envejecido, les hacemos un lífting, y ¡hala! a triunfar.

El libro restaurado no tiene un aspecto muy diferente, y este es nuestro orgullo: que la restauración no se vea, pero que tenga efectos beneficiosos en la manipulación y legibilidad de la obra (ya  que las cabezadas se aprecian, pudiéndose identificar sus materiales y aspecto original).

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