Restauración de papel vegetal, a la berlinesa
![clic per engrandir Hildegard Homuger Course](https://www.ritaudina.com/wp-content/uploads/2015/07/restauracion-papel-vegetal-curso-hildegard-201x300.jpg)
Danila Narcisi, Anna Lagerqvist, Ségolène Walle (izquierda a derecha) y Hildegard Homburger (a bajo) en el curso, en su taller.
Nada me gusta más que ver otros talleres de restauración, especialmente si son privados. Suelen tener la impronta de una vocación personal, de una evolución hecha poco a poco; y eso les confiere una personalidad que raras veces se hace tan presente en talleres de restauración institucionales. Esta vez, además de la visita, se suman un viaje, un curso de restauración, y el reencuentro con amigos restauradores… ¡¿Qué más puedo pedir?!
Estoy en Berlín, en el curso impartido por Hildegard Homburger sobre restauración de papel vegetal. Este papel es un auténtico reto para los restauradores, porque se dilata y contrae de forma aparentemente imprevisible, y al ser translúcido los desgarros y pliegues resaltan enormemente. Pero el papel vegetal no tiene secretos para Hildegard: conoce des de los detalles de su fabricación hasta las peculiaridades de cómo restaurarlos. Es una referente en la materia desde hace años y verla trabajar in situ es todo un privilegio.
Nos convence primero con la teoría, y nos deja maravillados luego en la sesión práctica. La organización hace honor a los tópicos de eficiencia germánica, y sin embargo el trato distendido y amigable han hecho que pasaramos el mejor de los ratos compartiendo experiencias.
Y, volviendo a mi debilidad, el taller: es un segundo piso de un edificio de los años 40. Tiene altos techos, con esgrafiados preciosos. Los pomos de las puertas, las baldosas… un exquisito diseño alemán aparece discretamente en cada rincón. ¿Y qué decir de la colección de pesos? Hildegard tiene un puñado de planchas antiguas que me dan una envidia tremenda! ¿Y el detalle de la mesa «oscura»? En lugar de la clásica tabla de luz tiene un cristal negro para ver bien los rotos en el rebelde papel vegetal. Observo la distribución del espacio, las herramientas, los botes… ¿Qué mejor manera de curiosear puede haber que convertirme en restauradora berlinesa por un par de días?
Entrada dedicada a Louise, amiga querida con quien comparto tanto viajes como nuestra profesión.
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Restauración de papel vegetal, a la berlinesa
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Danila Narcisi, Anna Lagerqvist, Ségolène Walle (izquierda a derecha) y Hildegard Homburger (a bajo) en el curso, en su taller.
Nada me gusta más que ver otros talleres de restauración, especialmente si son privados. Suelen tener la impronta de una vocación personal, de una evolución hecha poco a poco; y eso les confiere una personalidad que raras veces se hace tan presente en talleres de restauración institucionales. Esta vez, además de la visita, se suman un viaje, un curso de restauración, y el reencuentro con amigos restauradores… ¡¿Qué más puedo pedir?!
Estoy en Berlín, en el curso impartido por Hildegard Homburger sobre restauración de papel vegetal. Este papel es un auténtico reto para los restauradores, porque se dilata y contrae de forma aparentemente imprevisible, y al ser translúcido los desgarros y pliegues resaltan enormemente. Pero el papel vegetal no tiene secretos para Hildegard: conoce des de los detalles de su fabricación hasta las peculiaridades de cómo restaurarlos. Es una referente en la materia desde hace años y verla trabajar in situ es todo un privilegio.
Nos convence primero con la teoría, y nos deja maravillados luego en la sesión práctica. La organización hace honor a los tópicos de eficiencia germánica, y sin embargo el trato distendido y amigable han hecho que pasaramos el mejor de los ratos compartiendo experiencias.
Y, volviendo a mi debilidad, el taller: es un segundo piso de un edificio de los años 40. Tiene altos techos, con esgrafiados preciosos. Los pomos de las puertas, las baldosas… un exquisito diseño alemán aparece discretamente en cada rincón. ¿Y qué decir de la colección de pesos? Hildegard tiene un puñado de planchas antiguas que me dan una envidia tremenda! ¿Y el detalle de la mesa «oscura»? En lugar de la clásica tabla de luz tiene un cristal negro para ver bien los rotos en el rebelde papel vegetal. Observo la distribución del espacio, las herramientas, los botes… ¿Qué mejor manera de curiosear puede haber que convertirme en restauradora berlinesa por un par de días?
Entrada dedicada a Louise, amiga querida con quien comparto tanto viajes como nuestra profesión.