El papel cebolla: historia, usos, composición y restauración
El papel cebolla ¿es, o no es, un papel vegetal? Esta pregunta me rondaba en la cabeza la primera vez que tuve un papel cebolla para restaurar. No era ni la clasificación ni la nomenclatura lo que me preocupaba, sino poder anticipar las adversidades a las que me enfrentaría durante el tratamiento de restauración.
Características del papel cebolla
Incluso hoy, dudaría en dar una respuesta porque no hay consenso, pero podemos afirmar sin temor a dudas que el papel cebolla es muy fino y transparente… ¡y que no está hecho de cebollas! Debe su nombre al parecido con las láminas finísimas y translúcidas de la hortaliza. Está claro que la nomenclatura es interpretable y no siempre contribuye a una mejor comprensión de la materia. Y qué más da cómo lo llamemos o clasifiquemos, si no comprendemos su comportamiento, ya sea para conservarlo o restaurarlo.
En el último ejemplar que he tenido que restaurar, la única certeza que tenía era que, en efecto, se trataba de un papel cebolla. Ratificado inequívocamente por la marca de agua, que decía: “Papel cebolla Edgeworth. Pasta de trapos. Fábrica de papel de Valley, EE. UU.”
Es una buena excusa para poner en común lo que he encontrado sobre el papel cebolla y, quien sabe, disipar alguna duda. O ¿quien sabe? recibir alguna puntualización. Que nadie se quede corto: me interesa el tema ¡las aportaciones son bienvenidas!
Marca de agua del papel cebolla fotografiada en luz transmitida. Edgeworth Onion Skin. Rag content. Valley Paper Co. USA («Papel de cebolla Edgeworth. Pasta de trapos. Fábrica de papel de Valley, EE.UU.»).
Según las referencias generales, además de ser fino y translúcido, es un papel resistente y de gran durabilidad
(1). La equiparación con el papel vegetal se debe a la evidente semejanza, pues también lo podemos usar para calcar. En mi opinión, comparte además el comportamiento frente al agua, que resulta predeciblemente diabólico, como una especie de papel gremlin.
Historia
Hubiera querido encontrar mayor concreción en el origen del papel cebolla, que parece haberse empezado a fabricar a mediados del siglo XIX. El progreso y la especialización en la industria, sumados a la creciente demanda de papeles para el ámbito administrativo, habrían sido la razón de su producción, plenamente industrial. Se comercializó sobre todo entre 1920 y 1970. Pero ¿quién sabe si hubo algún desencadenante concreto? ¿Alguien que encontrara ventajas al escribir sobre un papel de fumar y explotara la idea con variaciones? Acaso fue… ¡¿la espía Mata Hari?!
Dejando la imaginación de lado, uno de los productores más antiguos que he encontrado en la red es Esleeck Manufacturer Co. (1898-1987), que se especializó en la fabricación de papel cebolla (2). En la Biblioteca Amherst de la Universidad de Massachusets se conserva más de un metro lineal de documentación de esta empresa, que espera silenciosa a que alguien desvele sus secretos. Si Esleeck no fueron los primeros en fabricarlo en EE.UU., estoy convencida de que entre su papeleo administrativo se menciona al artífice del que fue su producto estrella.
Pero también he encontrado ejemplos de kilómetro cero, como el papel “onion skin Barcino”, del que se muestran fotos más adelante. Y el papel Barcino me hace volver al papel de fumar. Resulta que los primeros datan del s. XVIII (3) y eran conocidos como papel catalán, o papel de Barcelona (es decir, la romana Barcino) porque se empezaron a fabricar en Cataluña y, desde allí, se exportaron a las Américas (4) . La producción de papel cebolla debió originarse el contexto de una industria que ideaba soluciones a las demandas del momento, ávida de producir nuevos productos con los que comercializar. Quizás Mata Hari no tuvo nada que ver, pero el vínculo entre ambos papeles no es tan rocambolesco. Sea como fuere, también está pendiente la datación del papel cebolla en Europa, y ¡saquemos pecho! ya que el papel se introdujo en Occidente precisamente por el corredor Mediterráneo.
Usos y aplicaciones
Su ligereza, finura, transparencia, resistencia y durabilidad lo han hecho muy valioso para usos muy concretos.
Por ejemplo, la copia y duplicado de textos manuscritos o mecanoscritos. La finura del papel permitía transferir la presión sobre el papel copia y el duplicado (otro papel cebolla) con precisión, y era lo suficientemente resistente como para no perforarse a golpe de tecla metálica. Se podían realizar simultáneamente hasta cinco copias, intercalando más papeles de copia y papel cebolla, lo que explica por qué era necesario que el papel fuese tan fino. Por cierto: ¿sabíais que la abreviación “cc” (en copia) de los correos electrónicos viene precisamente de carbon copy? (es decir, papel carbón, o papel copia) (5).
Proceso de duplicado con máquina de escribir, intercalando un papel carbón (en negro o azul oscuro, en medio) entre dos hojas de papel cebolla. Foto: Richard Polt.
Gran parte de la documentación empresarial de esos tiempos es en este soporte. Al ser ligero, fino y duradero, es el papel ideal para la documentación de archivo no efímera, ahorrando espacio, peso y futuros quebraderos de cabeza en el depósito de archivo.
Por su ligereza, también se utilizó ampliamente en el envío de correspondencia aérea (cuando el correo era físicamente en papel y no unos bytes incorpóreos). Sin embargo, su finura no es del todo ventajosa, pues únicamente permite escribir o dibujar por una cara y, además, resulta impracticable en la mayoría de los procesos de impresión.
Bloc de hojas de papel cebolla «Barcino» para correo aéreo. Foto: Lola Espinosa (oficio-blog.blogspot).
Marca de agua en papel cebolla Barcino, este también para uso de correo aéreo. Foto: watermarks.info
a transparencia ha sido aprovechada en todo lo relativo al calco, como los planos y dibujos técnicos o, por ejemplo, en la fase de creación de películas de dibujos animados, que llegó a denominarse onionskinning (gerundio del inglés onion skin, que significa literalmente «piel de cebolla», o “papel cebolla” en el contexto del diseño gráfico en general y la animación de películas en paricular).
Plano antes de restaurar (izquierda) y después de su restauración (derecha), con las malditas cintas adhesivas que han manchado el papel por oxidación del adhesivo graso. Por desgracia el deliniado del dibujo quedaba encima de la cinta adhesiva, que se quitó, se retiró el adhesivo graso y se volvió a colocar remplazando el adhesivo.
Proyecto de las Escuelas Pías del arquitecto Barba Corsini, c. 1960. En papel cebolla deliniado a lápiz de grafito.
John M. Lounsbery (1911-1976) de los estudios Walt Disney creando animaciones sobre la mesa de luz (el círculo de abajo). Font: Disney.fandom.
Su resistencia mecánica y rigidez, junto con su reducido gramaje, también lo hacen ideal para ser doblado formando objetos tridimensionales, la conocida técnica japonesa del Origami. Al restaurador que no consiga aplanar un documento en papel cebolla, siempre le queda la alternativa de convertirlo en un avioncito de papel y enviarlo de vuelta al cliente con su nueva funcionalidad voladora, en vistas de que la restauración de su función original no haya cumplido su fin.
Origami: avioneta de hélices en papel cebolla de dos colores, por Seiji Nishikawa. Foto: Gilad’s Origami place.
En la edición de libros lo encontramos a menudo como hoja protectora delante de ilustraciones o grabados. Dado que es un papel muy fino, casi siempre presenta pliegues y, al estar en contacto con tintas grasas de impresión, tampoco es raro que se oscurezca considerablemente debido a la oxidación de éstas. También puede oscurecerse por la oxidación del papel adyacente, si este era de menor calidad.
Asimismo, se ha utilizado como sobrecubierta de libros, especialmente en ediciones de arte más modernas. En estos casos, suele ser más transparente (y más brillante) para que podamos disfrutar del diseño de la cubierta o, por lo menos, leer la portada.
Características
Calidades y composición
Existen distintas calidades de papel cebolla que, como se ha dicho, suele ser media-alta. La mejor calidad la encontramos cuando la pasta papelera está compuesta por fibras textiles (algodón o lino). Esta categoría solía indicarse explícitamente: si se mencionaba únicamente “pasta de trapos”, implicaba que contenía al menos un 25% de fibras de algodón (1). Si el porcentaje era mayor, también se destacaba especificándolo (“100% algodón”, por ejemplo, o lo que correspondiera). Sobra decir que si el contenido es de fibras de alta calidad, la pulpa resultante será además más duradera y estable. En los papeles de categoría inferior, el resto de la pulpa se obtenía de madera tratada químicamente para eliminar la lignina —una sustancia que envejece muy mal— y para blanquear la pasta.
Características físicas
El contenido en fibras de trapos es lo que otorga al papel cebolla su notable resistencia mecánica. Permite escribir a máquina sobre él y doblarlo profusamente en origami, para que nos entendamos. Todo ello a pesar de su escaso grosor (entre 9 y 35 g/m², aproximadamente) y teniendo en cuenta que, para conseguir que el papel sea tan fino, las fibras deben someterse a una triturado intensivo durante la formación de la pasta papelera. Recientemente, escuché a un fabricante de papel explicar que el procesado prolongado debilita la fibra al mismo tiempo refuerza el papel, ya que la desfibrilación favorece la formación de enlaces con las fibras adyacentes más de lo que las acorta. Y así es, porque el papel cebolla tiene -a mi entender- mayor resistenia al desgarro que otros papeles vegetales, que incluso siendo más gruesos son extremadamente vulnerables a la rotura en el sentido de fibra. En contrapartida, suele ser menos transparente que estos otros papeles vegetales. Se podría decir que el papel cebolla es como un papel vegetal menos evolucionado, o su precursor tecnológico. La compacidad entre fibras es menor y, en consecuencia, es menos transparente y más poroso que el papel vegetal (en términos generales).
Aprestos y acabado
Los aprestos podían variar: gelatina, almidón (6), colofonia u otros (1). En cuanto al acabado, podía ser ondulado o liso. Si en la última fase de producción se dejaba secar sin tensión, la superficie quedaba más porosa y ligeramente ondulada. En inglés, este acabado se conoce como cockle (berberecho), en alusión a la superficie ondulada de su concha. Para obtener un acabado liso (smooth), era necesario un calandrado adicional en la fase de secado: el súpercalandrado- (1). La presión en caliente reducía los espacios vacíos entre fibras, dando como resultado un papel cebolla más transparente e incluso brillante. Para mí, estos son más difíciles de distinguir de un papel vegetal propiamente dicho, sobre todo si su contenido en pasta de trapos es reducido o directamente nulo.
El acabado determina en gran medida la escritura sobre el papel: si es más poroso, la tinta se absorberá (y secará) rápidamente. Por eso, todos los ejemplos de papel para escritura que se muestran aquí, ya sea a máquina o a mano, tienen un acabado rugoso. Una superficie muy satinada o incluso brillante proporcionará, en contrapartida, una mayor definición en el trazo o en el área entintada. Si logramos que el papel no se deforme debido a la humedad de la tinta ni se emborrone accidentalmente mientras ésta aún no se ha secado, en este caso ideal, la tinta se dispersará menos en las fibras y quedará mejor definida. En el ejemplo de la sobrecubierta de un libro de artista que tiene un acabado muy liso, el papel no está ni escrito ni impreso, es la cubierta del libro la que lo está.
Comportamiento y analogías con los papeles vegetales
Son principalmente estas propiedades físicas (la longitud de las fibras y la compacidad entre ellas) las que determinan el comportamiento del papel frente al agua. El papel cebolla se dilata mucho más que un papel «normal» (igual que muchos papeles vegetales), y el secado al aire presagia el peor de los resultados, ya que, al evaporarse el agua, se encoge de manera incontrolada o, al menos, no como nosotros quisiéramos.
Si agrupamos los papeles vegetales según el método por el cual se consigue su translucidez, a grandes rasgos podríamos dividirlos en tres categorías (7): La primera, los «naturales», incluiría aquellos en los que la transparencia se logra mecánicamente, ya sea mediante un triturado intenso de las fibras, una elevada presión de calandrado o ambas técnicas combinadas. En la segunda, la transparencia se consigue a través de un tratamiento químico de la pulpa de papel, que sufre una especie de digestión química transformando la celulosa en un subproducto coloidal. Este tratamiento químico no tiene relación con la des-lignificación de la pulpa de madera y, por lo tanto, el papel cebolla (tenga o no pulpa de madera) no pertenecería a este segundo grupo. En la tercera categoría la transparencia se obtiene mediante la impregnación en un barniz (8), lo que también lo sitúa bastante lejos de las características del papel cebolla
Podemos concluir que si el papel cebolla fuera un papel vegetal pertenecería al primer grupo, ya que su transparencia es el resultado de un proceso mecánico (calandrado y desfibrilado). La diferencia principal entre el papel cebolla y los papeles vegetales naturales radica en la mayor longitud de las fibras de algodón o, dicho de otro modo, en la menor intensidad del triturado de las fibras papeleras.
Restauración de un papel cebolla con caligrafía abstracta de Hidai
El papel que ha motivado esta entrada en el blog es una impresión en papel cebolla del año 1968, una reproducción de una caligrafía abstracta de Hidai, un artista que en los años 70 sacudió la tradición milenaria japonesa situándola en la vanguardia artística. Como dije al principio, mi investigación no es del todo desinteresada, ya que el simple hecho de que esta impresión estuviera realizada en papel cebolla me pareció de por sí, sorprendente. Si bien es cierto que el papel cebolla no es ideal para cualquier técnica de impresión por su escaso grosor, sí se ha utilizado en ediciones artísticas especializadas. Imagino que, en este caso, con la intención de imitar el carácter etéreo de los papeles japoneses.
Papel cebolla antes de la restauración (a bajo) y después de la restauración (arriba).
Tenía arrugas, pliegues, oxidación, cinta adhesiva en la esquina inferior derecha, manchas, rotos y los márgenes ajados. Se han añadido unas bandas de papel en los lados para montar la obra sobre una cartulina de conservación y posterior enmarcado.
La apariencia y el acabado del papel cebolla impreso son importantes. Aunque en prácticamente todos los ejemplos mostrados hasta ahora el acabado sea rugoso y ondulado (cockled), el papel cebolla no tenía que ser así necesariamente. Las impresiones artísticas eran de acabado liso, por ejemplo, ya que, una superficie irregular impediría la definición que requiere una reproducción de calidad.
En cuanto a la técnica de impresión, y volviendo al grabado de Hidai, las que se podrían haber utilizado con mayor probabilidad en este soporte serían:
- El ciclostil: se utilizó mucho para hacer copias de baja calidad de imágenes, y claramente no es el caso, ya que la definición de los puntos es alta, a diferencia del efecto difuso del ciclostil, que se estampaba mediante estarcido a través de una tela. Se empleaba más en ámbitos internos, como el escolar y el empresarial, que para publicaciones profesionales.
- Impresión tipográfica en relieve de semitonos (letterpress halftone): funcionaría de forma parecida a la máquina de escribir, es decir, mediante una pieza metálica en relieve entintada que se aplica a presión sobre el papel. El reto en el papel cebolla radica en la deformación producida por la presión y en el tiempo excesivo de secado de la tinta en esta superficie, que tendría mayor riesgo de manchar el papel.
- Impresión offset (litografía fotomecánica en semitonos): la impresión offset permite imprimir sobre el papel cebolla sin presión directa, evitando así el riesgo de deformaciones. Los puntos de diferentes diámetros crean el efecto de sombras. En este caso, incluso son capaces de reproducir las finas arrugas del papel original, como muestra la foto de abajo.
Papel cebolla antes de la restauración (a bajo) y después de la restauración (arriba). Cerca del roto y casi en paralelo al rasgado, se aprecian unas sombras oscuras que reproducen las arrugas del papel original, seguramente finísimo. La reproducción, muy probablemente una litografía offset, logra el efecto de las sombras y los grises a partir de puntos negros de distintos diámetros y más o menos separados. El papel que vemos, el de la reproducción, presentaba sus propias arrugas, oxidación, una cinta adhesiva, manchas, desgarros y los márgenes ajados. Se han añadido unas bandas de papel en los lados para montar la obra sobre una cartulina de conservación y posterior enmarcado.
El tratamiento de restauración consistió en:
- Quitar la cinta adhesiva con disolvente.
- Hacer una limpieza húmeda, por inmersión y también tratamiento con quelantes (triamonio citrato).
- Seguidamente se desacidificó con hidróxido de calcio y en este estadio se hizo un blanqueo solar. Se comprobó con anterioridad que el papel no tenía lignina con la prueba del floroglucinol (es destructiva, sí).
- Secado por oreo.
- Consolidación injertado de rotos y reintegración de lagunas con papel japonés. Laminación con papel japonés de 5 gramos, por el reverso. Aplanado en peso.
- Añadido de las bandas de papel japonés para sujetar al paspartú (encoladas con almidón).
El caso que aquí os muestro debía de tener un alto porcentaje de fibras de algodón, si no su totalidad, ya que el resultado del tratamiento químico y del blanqueo solar fue muy efectivo. Una diferencias de resultado tan marcada suele requerir un mayores esfuerzo al restaurador cuando la pulpa está compuesta por fibras de menor calidad. La comprobación de la ausencia de lignina se realizó en un fragmento diminuto de los márgenes arrugados, al que se le aplicó la prueba de floroglucinol.
En cualquier caso, restaurar un impreso suele ser más relajado que un restaurar un manuscrito… Si no fuera porque se trata de un papel cebolla, ¡claro! La delicadeza que exige la reintegración de los márgenes y los rotos, y la eliminación de las malditas cintas adhesivas requiere una buena dosis de paciencia. Más aún en el tratamiento húmedo, que hace que el papel se dilate enormemente, para contraerse de nuevo al secarse.
Al papel restaurado se le añadieron cuatro bandas de papel japonés para montarlo sobre una cartulina de conservación, enmarcarlo y disfrutarlo durante muchos años más.
Notas a pie de página
(1): ROBERTS, Matt T.; ETHERINGTON, Don (1982): Bookbinding and the Conservation of Books. A Dictionary of Descriptive Terminology.
Onion skin
A durable lightweight paper that is thin and usually nearly transparent—so called because of its resemblance to the dry outer skin of an onion. It is used for making duplicate copies of typewritten material, permanent records where low bulk is important, and for airmail correspondence. It is produced entirely from cotton fibers, bleached chemical wood pulps, or combinations of these. The fibers of the paper are long and the paper is sized with rosin, starch or glue; it is usually supercalendered or plated to a high finish, or is given a cockle finish. Basis weights range from 7 to 10 pounds (17 x 22 — 500).
(2): Biblioteca Amherst de la Universidad de Massachussets (consultado el 8 de febrero de 2025).
Esleeck Manufacturing Company Record (1898-1987). Call no.: MS 505
A manufacturing firm specializing in the production of onion skin paper, the Esleeck Manufacturing Company was established in 1898 as the Monadnock Paper Co. The principal owners, Augustine W. Esleeck and Alfred T. Judd, had worked together with the Valley Paper Mills of Holyoke, Mass., but when striking out on their own, moved to Turners Falls, believing the town to be the ideal location for a mil. Changing their name to Esleeck Manufacturing Co. in 1901, the firm sought to be a good neighbor, using local labor and products from local firms in their manufacturing. After more than 100 years of continuous operation, the company was purchased by Southworth Co. in 2006.
The collection consists chiefly of financial records, but also includes three minute books from 1898-1961 that capture the the company’s early history, as well as a memorial history of the company written by a long-term employee in 1954.
(3): La creación Catalana del cigarrillo artículo del blog El Gat Saberut (consultado el 11 de febrer0 de 2025). ¡Sùper recomendable!
(4): GUTIÉRREZ-POCH, Miquel (2006). «Tout le monde fume en Espagne». La producción de papel de fumar en España: un dinamismo singular, 1750-1936. Cap. 16. Tabaco e Historia Económica. Estudios sobre fiscalidad, consumo y empresa (siglos XVII-XX). Editores: Luis Alonso Álvarez, Lina Gálvez Muñoz y Santiago de Luxán. Publicado por Fundación Altadis.
(5): Hilo de @CulturalTutor del 24 de marzo 2023, en X. ¡Muy interesante!
(6): AIC Conservation-Wiki (consultado el 8 de febrero de 2025).
Original Sizing Agents – Gelatin […]
Contemporary cotton bond paper, onion skin and ledger papers are produced by surface sizing with gelatin or starch and winding into a roll. The roll is left for some time and the moist size is distributed throughout the sheet. The paper is fed through an air drier without tension to yield the strength, hardness and characteristic surface.
(7): WILSON, Helen (2015): A decision framework for the preservation of transparent papers, Journal of the Institute of Conservation. DOI: 10.1080/19455224.2014.999005
(8): UDINA, Rita (2021). Calcos y transparencias, papeles para copiar. Cap. 2. Papeles en el Balcón. Universidad de Granada. pp. 41-67.
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El papel cebolla: historia, usos, composición y restauración
El papel cebolla ¿es, o no es, un papel vegetal? Esta pregunta me rondaba en la cabeza la primera vez que tuve un papel cebolla para restaurar. No era ni la clasificación ni la nomenclatura lo que me preocupaba, sino poder anticipar las adversidades a las que me enfrentaría durante el tratamiento de restauración.
Características del papel cebolla
Incluso hoy, dudaría en dar una respuesta porque no hay consenso, pero podemos afirmar sin temor a dudas que el papel cebolla es muy fino y transparente… ¡y que no está hecho de cebollas! Debe su nombre al parecido con las láminas finísimas y translúcidas de la hortaliza. Está claro que la nomenclatura es interpretable y no siempre contribuye a una mejor comprensión de la materia. Y qué más da cómo lo llamemos o clasifiquemos, si no comprendemos su comportamiento, ya sea para conservarlo o restaurarlo.
En el último ejemplar que he tenido que restaurar, la única certeza que tenía era que, en efecto, se trataba de un papel cebolla. Ratificado inequívocamente por la marca de agua, que decía: “Papel cebolla Edgeworth. Pasta de trapos. Fábrica de papel de Valley, EE. UU.”
Es una buena excusa para poner en común lo que he encontrado sobre el papel cebolla y, quien sabe, disipar alguna duda. O ¿quien sabe? recibir alguna puntualización. Que nadie se quede corto: me interesa el tema ¡las aportaciones son bienvenidas!
Marca de agua del papel cebolla fotografiada en luz transmitida. Edgeworth Onion Skin. Rag content. Valley Paper Co. USA («Papel de cebolla Edgeworth. Pasta de trapos. Fábrica de papel de Valley, EE.UU.»).
Según las referencias generales, además de ser fino y translúcido, es un papel resistente y de gran durabilidad
(1). La equiparación con el papel vegetal se debe a la evidente semejanza, pues también lo podemos usar para calcar. En mi opinión, comparte además el comportamiento frente al agua, que resulta predeciblemente diabólico, como una especie de papel gremlin.
Historia
Hubiera querido encontrar mayor concreción en el origen del papel cebolla, que parece haberse empezado a fabricar a mediados del siglo XIX. El progreso y la especialización en la industria, sumados a la creciente demanda de papeles para el ámbito administrativo, habrían sido la razón de su producción, plenamente industrial. Se comercializó sobre todo entre 1920 y 1970. Pero ¿quién sabe si hubo algún desencadenante concreto? ¿Alguien que encontrara ventajas al escribir sobre un papel de fumar y explotara la idea con variaciones? Acaso fue… ¡¿la espía Mata Hari?!
Dejando la imaginación de lado, uno de los productores más antiguos que he encontrado en la red es Esleeck Manufacturer Co. (1898-1987), que se especializó en la fabricación de papel cebolla (2). En la Biblioteca Amherst de la Universidad de Massachusets se conserva más de un metro lineal de documentación de esta empresa, que espera silenciosa a que alguien desvele sus secretos. Si Esleeck no fueron los primeros en fabricarlo en EE.UU., estoy convencida de que entre su papeleo administrativo se menciona al artífice del que fue su producto estrella.
Pero también he encontrado ejemplos de kilómetro cero, como el papel “onion skin Barcino”, del que se muestran fotos más adelante. Y el papel Barcino me hace volver al papel de fumar. Resulta que los primeros datan del s. XVIII (3) y eran conocidos como papel catalán, o papel de Barcelona (es decir, la romana Barcino) porque se empezaron a fabricar en Cataluña y, desde allí, se exportaron a las Américas (4) . La producción de papel cebolla debió originarse el contexto de una industria que ideaba soluciones a las demandas del momento, ávida de producir nuevos productos con los que comercializar. Quizás Mata Hari no tuvo nada que ver, pero el vínculo entre ambos papeles no es tan rocambolesco. Sea como fuere, también está pendiente la datación del papel cebolla en Europa, y ¡saquemos pecho! ya que el papel se introdujo en Occidente precisamente por el corredor Mediterráneo.
Usos y aplicaciones
Su ligereza, finura, transparencia, resistencia y durabilidad lo han hecho muy valioso para usos muy concretos.
Por ejemplo, la copia y duplicado de textos manuscritos o mecanoscritos. La finura del papel permitía transferir la presión sobre el papel copia y el duplicado (otro papel cebolla) con precisión, y era lo suficientemente resistente como para no perforarse a golpe de tecla metálica. Se podían realizar simultáneamente hasta cinco copias, intercalando más papeles de copia y papel cebolla, lo que explica por qué era necesario que el papel fuese tan fino. Por cierto: ¿sabíais que la abreviación “cc” (en copia) de los correos electrónicos viene precisamente de carbon copy? (es decir, papel carbón, o papel copia) (5).
Proceso de duplicado con máquina de escribir, intercalando un papel carbón (en negro o azul oscuro, en medio) entre dos hojas de papel cebolla. Foto: Richard Polt.
Gran parte de la documentación empresarial de esos tiempos es en este soporte. Al ser ligero, fino y duradero, es el papel ideal para la documentación de archivo no efímera, ahorrando espacio, peso y futuros quebraderos de cabeza en el depósito de archivo.
Por su ligereza, también se utilizó ampliamente en el envío de correspondencia aérea (cuando el correo era físicamente en papel y no unos bytes incorpóreos). Sin embargo, su finura no es del todo ventajosa, pues únicamente permite escribir o dibujar por una cara y, además, resulta impracticable en la mayoría de los procesos de impresión.
Bloc de hojas de papel cebolla «Barcino» para correo aéreo. Foto: Lola Espinosa (oficio-blog.blogspot).
Marca de agua en papel cebolla Barcino, este también para uso de correo aéreo. Foto: watermarks.info
a transparencia ha sido aprovechada en todo lo relativo al calco, como los planos y dibujos técnicos o, por ejemplo, en la fase de creación de películas de dibujos animados, que llegó a denominarse onionskinning (gerundio del inglés onion skin, que significa literalmente «piel de cebolla», o “papel cebolla” en el contexto del diseño gráfico en general y la animación de películas en paricular).
Plano antes de restaurar (izquierda) y después de su restauración (derecha), con las malditas cintas adhesivas que han manchado el papel por oxidación del adhesivo graso. Por desgracia el deliniado del dibujo quedaba encima de la cinta adhesiva, que se quitó, se retiró el adhesivo graso y se volvió a colocar remplazando el adhesivo.
Proyecto de las Escuelas Pías del arquitecto Barba Corsini, c. 1960. En papel cebolla deliniado a lápiz de grafito.
John M. Lounsbery (1911-1976) de los estudios Walt Disney creando animaciones sobre la mesa de luz (el círculo de abajo). Font: Disney.fandom.
Su resistencia mecánica y rigidez, junto con su reducido gramaje, también lo hacen ideal para ser doblado formando objetos tridimensionales, la conocida técnica japonesa del Origami. Al restaurador que no consiga aplanar un documento en papel cebolla, siempre le queda la alternativa de convertirlo en un avioncito de papel y enviarlo de vuelta al cliente con su nueva funcionalidad voladora, en vistas de que la restauración de su función original no haya cumplido su fin.
Origami: avioneta de hélices en papel cebolla de dos colores, por Seiji Nishikawa. Foto: Gilad’s Origami place.
En la edición de libros lo encontramos a menudo como hoja protectora delante de ilustraciones o grabados. Dado que es un papel muy fino, casi siempre presenta pliegues y, al estar en contacto con tintas grasas de impresión, tampoco es raro que se oscurezca considerablemente debido a la oxidación de éstas. También puede oscurecerse por la oxidación del papel adyacente, si este era de menor calidad.
Asimismo, se ha utilizado como sobrecubierta de libros, especialmente en ediciones de arte más modernas. En estos casos, suele ser más transparente (y más brillante) para que podamos disfrutar del diseño de la cubierta o, por lo menos, leer la portada.
Características
Calidades y composición
Existen distintas calidades de papel cebolla que, como se ha dicho, suele ser media-alta. La mejor calidad la encontramos cuando la pasta papelera está compuesta por fibras textiles (algodón o lino). Esta categoría solía indicarse explícitamente: si se mencionaba únicamente “pasta de trapos”, implicaba que contenía al menos un 25% de fibras de algodón (1). Si el porcentaje era mayor, también se destacaba especificándolo (“100% algodón”, por ejemplo, o lo que correspondiera). Sobra decir que si el contenido es de fibras de alta calidad, la pulpa resultante será además más duradera y estable. En los papeles de categoría inferior, el resto de la pulpa se obtenía de madera tratada químicamente para eliminar la lignina —una sustancia que envejece muy mal— y para blanquear la pasta.
Características físicas
El contenido en fibras de trapos es lo que otorga al papel cebolla su notable resistencia mecánica. Permite escribir a máquina sobre él y doblarlo profusamente en origami, para que nos entendamos. Todo ello a pesar de su escaso grosor (entre 9 y 35 g/m², aproximadamente) y teniendo en cuenta que, para conseguir que el papel sea tan fino, las fibras deben someterse a una triturado intensivo durante la formación de la pasta papelera. Recientemente, escuché a un fabricante de papel explicar que el procesado prolongado debilita la fibra al mismo tiempo refuerza el papel, ya que la desfibrilación favorece la formación de enlaces con las fibras adyacentes más de lo que las acorta. Y así es, porque el papel cebolla tiene -a mi entender- mayor resistenia al desgarro que otros papeles vegetales, que incluso siendo más gruesos son extremadamente vulnerables a la rotura en el sentido de fibra. En contrapartida, suele ser menos transparente que estos otros papeles vegetales. Se podría decir que el papel cebolla es como un papel vegetal menos evolucionado, o su precursor tecnológico. La compacidad entre fibras es menor y, en consecuencia, es menos transparente y más poroso que el papel vegetal (en términos generales).
Aprestos y acabado
Los aprestos podían variar: gelatina, almidón (6), colofonia u otros (1). En cuanto al acabado, podía ser ondulado o liso. Si en la última fase de producción se dejaba secar sin tensión, la superficie quedaba más porosa y ligeramente ondulada. En inglés, este acabado se conoce como cockle (berberecho), en alusión a la superficie ondulada de su concha. Para obtener un acabado liso (smooth), era necesario un calandrado adicional en la fase de secado: el súpercalandrado- (1). La presión en caliente reducía los espacios vacíos entre fibras, dando como resultado un papel cebolla más transparente e incluso brillante. Para mí, estos son más difíciles de distinguir de un papel vegetal propiamente dicho, sobre todo si su contenido en pasta de trapos es reducido o directamente nulo.
El acabado determina en gran medida la escritura sobre el papel: si es más poroso, la tinta se absorberá (y secará) rápidamente. Por eso, todos los ejemplos de papel para escritura que se muestran aquí, ya sea a máquina o a mano, tienen un acabado rugoso. Una superficie muy satinada o incluso brillante proporcionará, en contrapartida, una mayor definición en el trazo o en el área entintada. Si logramos que el papel no se deforme debido a la humedad de la tinta ni se emborrone accidentalmente mientras ésta aún no se ha secado, en este caso ideal, la tinta se dispersará menos en las fibras y quedará mejor definida. En el ejemplo de la sobrecubierta de un libro de artista que tiene un acabado muy liso, el papel no está ni escrito ni impreso, es la cubierta del libro la que lo está.
Comportamiento y analogías con los papeles vegetales
Son principalmente estas propiedades físicas (la longitud de las fibras y la compacidad entre ellas) las que determinan el comportamiento del papel frente al agua. El papel cebolla se dilata mucho más que un papel «normal» (igual que muchos papeles vegetales), y el secado al aire presagia el peor de los resultados, ya que, al evaporarse el agua, se encoge de manera incontrolada o, al menos, no como nosotros quisiéramos.
Si agrupamos los papeles vegetales según el método por el cual se consigue su translucidez, a grandes rasgos podríamos dividirlos en tres categorías (7): La primera, los «naturales», incluiría aquellos en los que la transparencia se logra mecánicamente, ya sea mediante un triturado intenso de las fibras, una elevada presión de calandrado o ambas técnicas combinadas. En la segunda, la transparencia se consigue a través de un tratamiento químico de la pulpa de papel, que sufre una especie de digestión química transformando la celulosa en un subproducto coloidal. Este tratamiento químico no tiene relación con la des-lignificación de la pulpa de madera y, por lo tanto, el papel cebolla (tenga o no pulpa de madera) no pertenecería a este segundo grupo. En la tercera categoría la transparencia se obtiene mediante la impregnación en un barniz (8), lo que también lo sitúa bastante lejos de las características del papel cebolla
Podemos concluir que si el papel cebolla fuera un papel vegetal pertenecería al primer grupo, ya que su transparencia es el resultado de un proceso mecánico (calandrado y desfibrilado). La diferencia principal entre el papel cebolla y los papeles vegetales naturales radica en la mayor longitud de las fibras de algodón o, dicho de otro modo, en la menor intensidad del triturado de las fibras papeleras.
Restauración de un papel cebolla con caligrafía abstracta de Hidai
El papel que ha motivado esta entrada en el blog es una impresión en papel cebolla del año 1968, una reproducción de una caligrafía abstracta de Hidai, un artista que en los años 70 sacudió la tradición milenaria japonesa situándola en la vanguardia artística. Como dije al principio, mi investigación no es del todo desinteresada, ya que el simple hecho de que esta impresión estuviera realizada en papel cebolla me pareció de por sí, sorprendente. Si bien es cierto que el papel cebolla no es ideal para cualquier técnica de impresión por su escaso grosor, sí se ha utilizado en ediciones artísticas especializadas. Imagino que, en este caso, con la intención de imitar el carácter etéreo de los papeles japoneses.
Papel cebolla antes de la restauración (a bajo) y después de la restauración (arriba).
Tenía arrugas, pliegues, oxidación, cinta adhesiva en la esquina inferior derecha, manchas, rotos y los márgenes ajados. Se han añadido unas bandas de papel en los lados para montar la obra sobre una cartulina de conservación y posterior enmarcado.
La apariencia y el acabado del papel cebolla impreso son importantes. Aunque en prácticamente todos los ejemplos mostrados hasta ahora el acabado sea rugoso y ondulado (cockled), el papel cebolla no tenía que ser así necesariamente. Las impresiones artísticas eran de acabado liso, por ejemplo, ya que, una superficie irregular impediría la definición que requiere una reproducción de calidad.
En cuanto a la técnica de impresión, y volviendo al grabado de Hidai, las que se podrían haber utilizado con mayor probabilidad en este soporte serían:
- El ciclostil: se utilizó mucho para hacer copias de baja calidad de imágenes, y claramente no es el caso, ya que la definición de los puntos es alta, a diferencia del efecto difuso del ciclostil, que se estampaba mediante estarcido a través de una tela. Se empleaba más en ámbitos internos, como el escolar y el empresarial, que para publicaciones profesionales.
- Impresión tipográfica en relieve de semitonos (letterpress halftone): funcionaría de forma parecida a la máquina de escribir, es decir, mediante una pieza metálica en relieve entintada que se aplica a presión sobre el papel. El reto en el papel cebolla radica en la deformación producida por la presión y en el tiempo excesivo de secado de la tinta en esta superficie, que tendría mayor riesgo de manchar el papel.
- Impresión offset (litografía fotomecánica en semitonos): la impresión offset permite imprimir sobre el papel cebolla sin presión directa, evitando así el riesgo de deformaciones. Los puntos de diferentes diámetros crean el efecto de sombras. En este caso, incluso son capaces de reproducir las finas arrugas del papel original, como muestra la foto de abajo.
Papel cebolla antes de la restauración (a bajo) y después de la restauración (arriba). Cerca del roto y casi en paralelo al rasgado, se aprecian unas sombras oscuras que reproducen las arrugas del papel original, seguramente finísimo. La reproducción, muy probablemente una litografía offset, logra el efecto de las sombras y los grises a partir de puntos negros de distintos diámetros y más o menos separados. El papel que vemos, el de la reproducción, presentaba sus propias arrugas, oxidación, una cinta adhesiva, manchas, desgarros y los márgenes ajados. Se han añadido unas bandas de papel en los lados para montar la obra sobre una cartulina de conservación y posterior enmarcado.
El tratamiento de restauración consistió en:
- Quitar la cinta adhesiva con disolvente.
- Hacer una limpieza húmeda, por inmersión y también tratamiento con quelantes (triamonio citrato).
- Seguidamente se desacidificó con hidróxido de calcio y en este estadio se hizo un blanqueo solar. Se comprobó con anterioridad que el papel no tenía lignina con la prueba del floroglucinol (es destructiva, sí).
- Secado por oreo.
- Consolidación injertado de rotos y reintegración de lagunas con papel japonés. Laminación con papel japonés de 5 gramos, por el reverso. Aplanado en peso.
- Añadido de las bandas de papel japonés para sujetar al paspartú (encoladas con almidón).
El caso que aquí os muestro debía de tener un alto porcentaje de fibras de algodón, si no su totalidad, ya que el resultado del tratamiento químico y del blanqueo solar fue muy efectivo. Una diferencias de resultado tan marcada suele requerir un mayores esfuerzo al restaurador cuando la pulpa está compuesta por fibras de menor calidad. La comprobación de la ausencia de lignina se realizó en un fragmento diminuto de los márgenes arrugados, al que se le aplicó la prueba de floroglucinol.
En cualquier caso, restaurar un impreso suele ser más relajado que un restaurar un manuscrito… Si no fuera porque se trata de un papel cebolla, ¡claro! La delicadeza que exige la reintegración de los márgenes y los rotos, y la eliminación de las malditas cintas adhesivas requiere una buena dosis de paciencia. Más aún en el tratamiento húmedo, que hace que el papel se dilate enormemente, para contraerse de nuevo al secarse.
Al papel restaurado se le añadieron cuatro bandas de papel japonés para montarlo sobre una cartulina de conservación, enmarcarlo y disfrutarlo durante muchos años más.
Notas a pie de página
(1): ROBERTS, Matt T.; ETHERINGTON, Don (1982): Bookbinding and the Conservation of Books. A Dictionary of Descriptive Terminology.
Onion skin
A durable lightweight paper that is thin and usually nearly transparent—so called because of its resemblance to the dry outer skin of an onion. It is used for making duplicate copies of typewritten material, permanent records where low bulk is important, and for airmail correspondence. It is produced entirely from cotton fibers, bleached chemical wood pulps, or combinations of these. The fibers of the paper are long and the paper is sized with rosin, starch or glue; it is usually supercalendered or plated to a high finish, or is given a cockle finish. Basis weights range from 7 to 10 pounds (17 x 22 — 500).
(2): Biblioteca Amherst de la Universidad de Massachussets (consultado el 8 de febrero de 2025).
Esleeck Manufacturing Company Record (1898-1987). Call no.: MS 505
A manufacturing firm specializing in the production of onion skin paper, the Esleeck Manufacturing Company was established in 1898 as the Monadnock Paper Co. The principal owners, Augustine W. Esleeck and Alfred T. Judd, had worked together with the Valley Paper Mills of Holyoke, Mass., but when striking out on their own, moved to Turners Falls, believing the town to be the ideal location for a mil. Changing their name to Esleeck Manufacturing Co. in 1901, the firm sought to be a good neighbor, using local labor and products from local firms in their manufacturing. After more than 100 years of continuous operation, the company was purchased by Southworth Co. in 2006.
The collection consists chiefly of financial records, but also includes three minute books from 1898-1961 that capture the the company’s early history, as well as a memorial history of the company written by a long-term employee in 1954.
(3): La creación Catalana del cigarrillo artículo del blog El Gat Saberut (consultado el 11 de febrer0 de 2025). ¡Sùper recomendable!
(4): GUTIÉRREZ-POCH, Miquel (2006). «Tout le monde fume en Espagne». La producción de papel de fumar en España: un dinamismo singular, 1750-1936. Cap. 16. Tabaco e Historia Económica. Estudios sobre fiscalidad, consumo y empresa (siglos XVII-XX). Editores: Luis Alonso Álvarez, Lina Gálvez Muñoz y Santiago de Luxán. Publicado por Fundación Altadis.
(5): Hilo de @CulturalTutor del 24 de marzo 2023, en X. ¡Muy interesante!
(6): AIC Conservation-Wiki (consultado el 8 de febrero de 2025).
Original Sizing Agents – Gelatin […]
Contemporary cotton bond paper, onion skin and ledger papers are produced by surface sizing with gelatin or starch and winding into a roll. The roll is left for some time and the moist size is distributed throughout the sheet. The paper is fed through an air drier without tension to yield the strength, hardness and characteristic surface.
(7): WILSON, Helen (2015): A decision framework for the preservation of transparent papers, Journal of the Institute of Conservation. DOI: 10.1080/19455224.2014.999005
(8): UDINA, Rita (2021). Calcos y transparencias, papeles para copiar. Cap. 2. Papeles en el Balcón. Universidad de Granada. pp. 41-67.